En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) reafirma su compromiso con la protección del planeta y la promoción de un desarrollo sostenible. La Agencia destaca la interconexión vital entre la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad, dos pilares fundamentales para el bienestar de los ecosistemas y la vida en la Tierra.

El Programa de Transición Ecológica (PROTEC) de la AECID es un pilar fundamental para impulsar un desarrollo justo mediante la sostenibilidad ambiental y la cohesión social. Al promover la economía circular, la Cooperación Española busca reducir la presión sobre los ecosistemas, generar empleo verde e inclusivo, fomentar la innovación local y avanzar hacia un desarrollo más justo y resiliente.

En línea con este enfoque, la AECID ha impulsado iniciativas innovadoras en Mali y Bolivia, contribuyendo al desarrollo de modelos productivos sostenibles que son generadores de empleo verde y de transformación social.

PROTEC EN MALI: REDUCIENDO PLÁSTICOS Y CREANDO OPORTUNIDADES

En Mali, el PROTEC apoya un proyecto para promover la producción local de bolsas biodegradables a partir de materiales abundantes y locales como la hoja de bissap o la fécula de patata. Esta iniciativa no solo contribuye a reducir la contaminación plástica, sino que también impulsa la creación de empleo digno, especialmente entre jóvenes y mujeres. Algunas de las acciones clave de este proyecto son:

• Creación de microempresas ecológicas para 12 jóvenes y 8 mujeres.
• Estudios de viabilidad para la producción de bolsas compostables, con la participación de universidades y centros de investigación.
• Formación técnica para 40 beneficiarios en la producción de bolsas biodegradables.
• Acciones de sensibilización dirigidas a la sociedad civil y al sector comercial para fomentar el uso de alternativas sostenibles.

PROTEC EN LA CHIQUITANIA BOLIVIANA: RESILIENCIA CLIMÁTICA Y GESTIÓN SOSTENIBLE

En Bolivia, el PROTEC se enfoca en la región de la Chiquitania, hogar del bosque seco más extenso del mundo. Esta área enfrenta desafíos significativos como incendios forestales, sequías (agravados por el cambio climático) y deforestación por la expansión agropecuaria. Las comunidades indígenas chiquitanas, guardianas de estos ecosistemas, padecen además altos niveles de pobreza y limitaciones en el acceso a servicios básicos.

Con el objetivo de fortalecer los medios de vida de estas familias, la AECID impulsa un proyecto que promueve el manejo equitativo y sostenible de los recursos naturales, la resiliencia climática y la reducción del riesgo de desastres. Este proyecto se basa en los principios de la economía circular, con líneas de acción clave como:

• Capacitación técnica en aprovechamiento forestal sostenible.
• Provisión de equipamiento para la transformación de productos.
• Formación en herramientas geoespaciales para el monitoreo territorial y la alerta temprana de incendios.
• Desarrollo de modelos piloto de restauración productiva en áreas degradadas.
• Apoyo y asistencia técnica para fomentar la participación de las comunidades en el diseño de políticas públicas.

PLÁSTICOS, CAMBIO CLIMÁTICO Y SU IMPACTO EN LA BIODIVERSIDAD

La contaminación por plásticos se ha convertido en una de las amenazas ambientales más urgentes, contribuyendo al aumento de gases de efecto invernadero y afectando gravemente la biodiversidad. Estos residuos incrementan la toxicidad de los hábitats naturales, alteran la reproducción de especies, modifican el equilibrio del suelo y causan la muerte de fauna por ingestión, enredos o sofocación.

El cambio climático, a su vez, ejerce una presión devastadora sobre la biodiversidad. La alteración del uso del suelo, principalmente para la producción de alimentos, ha modificado el 70% de la superficie terrestre libre de hielo, causando la pérdida de especies, el aumento de enfermedades y una mortalidad masiva de flora y fauna. En los océanos, el incremento de temperaturas y la concentración de CO2 provocan la acidificación, afectando gravemente la vida marina, especialmente los arrecifes de coral.

Sin embargo, la biodiversidad es una aliada esencial en la mitigación y adaptación al cambio climático. Ecosistemas como los bosques, humedales y prados submarinos actúan como sumideros de carbono cruciales. Proteger y restaurar estos entornos naturales ofrece un potencial significativo para frenar el calentamiento global; de hecho, un tercio de la reducción de emisiones necesaria podría lograrse mejorando la capacidad de la naturaleza para absorberlas.